dilluns, 14 de juliol del 2014

UN DÍA EN TOSSA DE MAR


Julio es un mes diferente para nosotros porque el trasiego de idas y venidas a las viñas se estabiliza, las escapadas a otros lugares se aparcan y nuestra casa se prepara para recibir a Clara y Mario, nuestros nietos.
Las escuelas han terminado el curso y muchos abuelos-canguro entramos en acción con toda la ilusión y buena voluntad de hacerlo bien.
Todo este tiempo que dedicamos a ellos hace que adoptemos una rutina diaria diferente a la nuestra: taller de plástica, cuaderno de vacaciones, juegos en el jardín, trabajo suave en el huerto, preparación de comidas con su colaboración y salidas a descubrir territorio cercano.
No nos resistimos tampoco a visitar un día por semana una de esas playas de la Costa Brava, no muy lejanas de casa.
Esta semana nos decidimos por Tossa de Mar porque es uno de los pueblos mediterráneos cercanos que más nos gusta visitar en cualquier momento.


Tossa de Mar está situada entre los municipios de Lloret de Mar y Sant Feliu de Guixols, en plena Costa Brava gerundense
Es de esos lugares que tiene el encanto de tener un castillo medieval, dentro de las murallas, que parece sacado de un dibujo de cuento infantil.
Cada año, cuando lo visitamos, nos gusta perdernos callejeando por sus calles llenas de tiendas y subir luego hasta la Vila Vella


Toda la Vila Vella está dentro de un hermoso recinto amurallado que data del siglo XIII y es el único ejemplo de población fortificada que se conserva en las costas catalanas.
Este paseo se puede completar subiendo por un camino que sale de la Playa Gran, recorre el trazado de las murallas, pasa por la Iglesia Vella de San Vicenç, de estilo gótico tardío y llega hasta el Faro. Subir al Faro es imprescindible porque desde allí se pueden contemplar unas magníficas vistas costeras.


Es una excursión muy recomendable para los amantes de la fotografía, para los senderistas, para los enamorados, para los turistas y también para los niños que se lo pasan bien subiéndose a los cañones que hay en el camino.
Los que no quieren cansarse, tienen a su disposición dos trenes pequeños turísticos, el Azul y el Verde que llevan a estos lugares tan interesantes.


El Azul circula 30 minutos recorriendo toda la villa marinera.
El tren Verde sube por el recinto amurallado hasta el Faro. Ambos salen de la Playa Gran. Se puede consultar:


Otra área que resulta muy agradable para pasear es toda la fachada marítima desde los pies de las murallas hasta la playa de la Mar Menuda, un recorrido que permite disfrutar del mar y de las espectaculares vistas que también ofrece el Cabo de Tossa.


Fuera de las murallas y delimitado por las calles Portal y Estolt se encuentra el barrio de Sa Roqueta, tradicional barrio de pescadores, fruto de la primera etapa de expansión del municipio durante el s. XVI.
Más allá, continuando por la calle Portal, se llega a la zona comercial del centro de la población, que se extiende, básicamente, por las calles Socors, La Guàrdia, Plaza de España y Pou de la Vila hasta la Avenida Costa Brava.


Pero uno de los principales atractivos de esta zona que no podemos olvidar son sus playas.
Tossa cuenta con tres: La Platja Gran, que es la más grande y muy abarrotada en verano; la Platja de la Mar Menuda y la de Es Codolar, más pequeña y detrás de la ciudad amurallada. No tienen arena fina, allí es muy gruesa. A mis nietos no les gusta porque ellos disfrutan haciendo castillos.
Si disponemos de coche para hacer un pequeño trayecto es aconsejable buscar pequeñas y hermosas calas y descubrirlas uno mismo.



  • La oficina de turismo está al lado de la estación de autobuses y proporciona un mapa itinerario que muestra la ciudad de manera cómoda y fácil.
  • La zona de aparcamiento a pie de playa está en el párking de la Playa Gran, a los pies de las murallas. ( 1h: 1,80 euros; todo el día, 24, aproximadamente.