dissabte, 11 d’abril del 2015

ONUBA, WELBA, HUELVA …. PASEANDO CON AMALIA Y ANTONIO


HUELVA  ocupa un terreno de cerros y marismas y se esparce en la confluencia de los ríos Tinto y Odiel  que vierten sus aguas al Océano Atlántico.


Su carácter industrial procedente de la explotación de las minas de Riotinto, su vocación marinera y unos vínculos con iberoamérica son las señas de identidad de una ciudad reconstruida casi por completo a partir de 1755, tras el terremoto de Lisboa.

¡ Por fin entramos en la capital por el Paseo Marítimo !


Nerviosismo, ilusión, impaciencia, deseo, inquietud, alboroto, suerte, alegría y satisfacción de poder encontrarnos , ¡por fin !, con una pareja amiga, en tierras andaluzas.


Nuestro cita fue un miércoles tarde en Casa Bonilla del Muelle de Levante en Huelva capital.


Desde el primer abrazo supimos que congeniábamos porque tenemos muchas aficiones en común y somos todos de abundante conversación; ¡ vaya !, de esos que tienen charla para rato.


Tomamos un café esperando la suave luz de las últimas horas del día y poder capturar otro de esos hermosos crepúsculos mágicos de la costa de la luz, nunca mejor dicho.



Luego, del brazo de Amalia y Antonio paseamos por las calles peatonales del centro histórico y pudimos percibir el ambiente ciudadano y tomar un poquito el pulso a la ciudad.


Es un núcleo urbano moderno, abierto y animado, como nuestros amigos, que con todo optimismo abrieron su corazón repleto de hospitalidad.


Y llegamos a la Plaza de las Monjas, epicentro de la capital onubense, una de las plazas más antiguas, del siglo XV , pero remodelada en el 2006.
Un Monumento a Colón preside el centro, encontrándose rodeada por edificios notables como el Banco de España, el Hotel París o el Convento de las Madres Agustinas.


Muy cerca se encuentra la Iglesia de la Concepción de estilo gótico-mudéjar con decoraciones barrocas.


En este punto del recorrido pensé que mi libreta viajera tenía la hojas en blanco porque la única cosa importante que quería recordar era el parloteo con Amalia. Las iglesias, los monumentos, los museos, los lugares históricos siempre los tendría en las guías, pero la conversación con esta guapa andaluza era lo más importante en aquellos momentos.



La cámara de Joseph también descansó porque las mejores imágenes de la ciudad se las explicaba con todo lujo de detalles Antonio.


Seguimos callejeando hasta que cayó la noche y todas las luces se encendieron. Y llegó el momento de la despedida con gran pesar nuestro.
La calle se inundó con promesas de vernos de nuevo, con invitaciones a próximos encuentros en tierras catalanas, y con fuertes abrazos de despedida...



Gracias, Amalia y Antonio, por transmitirnos esa luz de vuestra Huelva querida.