dimarts, 21 d’abril del 2009

Bayonne, capital del Pays Basque Francés


A tres kilómetros del mar, a orillas del río Adour y su afluente Nive, nos encontramos Bayonne, capital económica y cultural del Pays Basque.
Su castillo antiguo amurallado, en el barrio de Grand-Bayonne, se extiende alrededor de la catedral de Saint-Marie, gótica, del XIII, con torres como lanzas en los tejados. Quizá saturada de ver tantas catedrales en esta vida, me llamó la atención el mercadillo de pinturas que hay fuera. Siempre recuerdo la plaza Le Tartre de París o la del Pino de mi Barcelona. Compramos una de estilo naïf.
En este barrio hay tiendas con encanto, librerías, anticuarios y artesanos.
Hay que visitar también el mercado para fotografiarlo.
Bayonne es famosa por el jamón que lleva su nombre, pero a lo que de verdad huele esta ciudad es a chocolate.Precisamente es en primavera cuando se celebran las jornadas chocolateras y hay degustaciones de los maestros chocolateros en la puerta de las pastelerías.
Visitamos el barrio de la Petit-Bayonne, de calles estrechas y llenas de bares.
De vuelta al hotel, siguiendo el litoral, se llega a San Juan de Luz, elegante ciudad marinera que fue villa ballenera y de corsarios que dejaron su huella en las mansiones y ricos palacetes.
A lo largo de la costa hay Guethary y Bidart, tras la que se llega a Biarritz. Esta ciudad tiene un entorno natural privilegiado; actualmente se ha convertido en una meca para los surfistas. Nos acordamos de nuestro hijo Xavi, el surfista de la familia, que siempre busca la ola.
Las grandes olas azotan el Rocher de la Vierge, peñasco rodeado por las aguas al que se accede por una pasarela metálica diseñada por Eiffel.
Por lo demás todo está lleno de hoteles carísimos y el Casino lleno de máquinas tragaperras.