Julio es un mes diferente
para nosotros porque el trasiego de idas y venidas a las viñas se
estabiliza, las escapadas a otros lugares se aparcan y nuestra casa
se prepara para recibir a Clara y Mario, nuestros nietos.
Las escuelas han
terminado el curso y muchos abuelos-canguro entramos en acción con
toda la ilusión y buena voluntad de hacerlo bien.
Todo este tiempo que
dedicamos a ellos hace que adoptemos una rutina diaria diferente a la
nuestra: taller de plástica, cuaderno de vacaciones, juegos en el
jardín, trabajo suave en el huerto, preparación de comidas con su
colaboración y salidas a descubrir territorio cercano.
No nos resistimos tampoco
a visitar un día por semana una de esas playas de la Costa Brava, no
muy lejanas de casa.
Esta semana nos decidimos
por Tossa de Mar porque es uno de los pueblos mediterráneos cercanos
que más nos gusta visitar en cualquier momento.
Tossa de Mar está
situada entre los municipios de Lloret de Mar y Sant Feliu de
Guixols, en plena Costa Brava gerundense
Es de esos lugares que
tiene el encanto de tener un castillo medieval, dentro de las
murallas, que parece sacado de un dibujo de cuento infantil.
Cada año, cuando lo
visitamos, nos gusta perdernos callejeando por sus calles llenas de
tiendas y subir luego hasta la Vila Vella
Toda la Vila Vella está
dentro de un hermoso recinto amurallado que data del siglo XIII y es
el único ejemplo de población fortificada que se conserva en las
costas catalanas.
Este paseo se puede
completar subiendo por un camino que sale de la Playa Gran, recorre
el trazado de las murallas, pasa por la Iglesia Vella de San Vicenç,
de estilo gótico tardío y llega hasta el Faro. Subir al Faro es
imprescindible porque desde allí se pueden contemplar unas
magníficas vistas costeras.
Es una excursión muy
recomendable para los amantes de la fotografía, para los
senderistas, para los enamorados, para los turistas y también para
los niños que se lo pasan bien subiéndose a los cañones que hay en
el camino.
Los que no quieren
cansarse, tienen a su disposición dos trenes pequeños turísticos,
el Azul y el Verde que llevan a estos lugares tan interesantes.
El Azul circula 30
minutos recorriendo toda la villa marinera.
El tren Verde sube por el
recinto amurallado hasta el Faro. Ambos salen de la Playa Gran. Se
puede consultar:
Otra
área que resulta muy agradable para pasear es toda la fachada
marítima desde los pies de las murallas hasta la playa de la Mar
Menuda, un recorrido que permite disfrutar del mar y de las
espectaculares vistas que también ofrece el Cabo de Tossa.
Fuera
de las murallas y delimitado por las calles Portal y Estolt se
encuentra el barrio de Sa
Roqueta,
tradicional barrio de pescadores, fruto de la primera etapa de
expansión del municipio durante el s. XVI.
Más
allá, continuando por la calle Portal, se llega a la zona comercial
del centro de la población, que se extiende, básicamente, por las
calles Socors, La Guàrdia, Plaza de España y Pou de la Vila hasta
la Avenida Costa Brava.
Pero
uno de los principales atractivos de esta zona que no podemos olvidar
son sus playas.
Tossa
cuenta con tres: La Platja Gran, que es la más grande y muy
abarrotada en verano; la Platja de la Mar Menuda y la
de Es Codolar, más pequeña y detrás de la ciudad
amurallada. No tienen arena fina, allí es muy gruesa. A mis nietos
no les gusta porque ellos disfrutan haciendo castillos.
Si
disponemos de coche para hacer un pequeño trayecto es aconsejable
buscar pequeñas y hermosas calas y descubrirlas uno mismo.
- La oficina de turismo está al lado de la estación de autobuses y proporciona un mapa itinerario que muestra la ciudad de manera cómoda y fácil.
- La zona de aparcamiento a pie de playa está en el párking de la Playa Gran, a los pies de las murallas. ( 1h: 1,80 euros; todo el día, 24, aproximadamente.
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