Copenhagen
es una ciudad orgullosa, acogedora y luminosa con un cierto aire
imperial que llegó a ser capital de tres países y resistió a los
intentos de conquista de ingleses, alemanes y suecos. Actualmente es
una ciudad que sorprende por su ambiente moderno y cosmopolita.
Comparte con sus vecinos escandinavos el pasado vikingo, la pasión
por el diseño, los largos inviernos y el respeto por todo lo
ecológico.
Es
una ciudad pequeña que en una escapada de dos o tres días puede
visitarse viendo todo lo más importante.
Una
jornada puede dedicarse a conocer toda la zona norte, barrio de
Frederriksstaden, llamado también Barrio Real por estar la
residencia oficial de los reyes daneses.
Madrugando
y tomando como punto de partida la plaza Kongens Nytorv , centro
turístico y de comunicaciones, subiremos hasta el Churchill
Parken
dando un agradable y relajante paseo hasta la Sirenita.
Después
de subir y bajar unos leves montículos y atravesar un riachuelo muy
colorido, llegaremos hasta el denominado Kastellet.
El
Kastellet es una antigua fortaleza que todavía mantiene su
estructura original debido al buen estado de conservación que tiene
gracias al uso militar actual. Son unos barracones y otros edificios
militares (molino y capilla incluidos), donde el rojo es el
protagonista. A dos pasos nos encontraremos la Sirenita.
Siempre
que vemos la Torre Eiffel pensamos en París; lo mismo ocurre con la
Estatua de la Libertad y Nueva Yord, o la Sagrada Familia y
Barcelona; porque la mayoría de ciudades tienen un símbolo que las
define de cara al mundo. Copenhagen no iba a ser menos y su
Sirenita
( Den lille havfrue) es la imagen que la identifica.
Esta
pequeña sirena de bronce que pesa casi 180 kilos, mide poco más de
un metro y se esculpió inspirada en el cuento de Andersen, recibe a
todos los viajeros posando coqueta sobre una roca del puerto. Cumplió
100 años en 2013, pero sigue luciendo como una jovencita recién
salida de las aguas.
Es
posible acercarse a ella salvando la escasa distancia que separa la
piedra sobre la que reposa la escultura de la orilla, aunque para el
que quiera acercarse demasiado debe tener en cuenta que las piedras
resbalan.
El
regreso lo haremos caminando fuera fortaleza pasando delante de
la Fuente
de Gefión
que es una escultura realmente preciosa, con una expresividad muy
contundente. Detrás está la Iglesia de San
Alban's,
un templo anglicano donde los oficios se hacen en inglés.
Encontraremos
por el camino la famosa Iglesia
de Mármol
( Frederikskirken ), cuya cúpula de 30 m de diámetro está
inspirada en la basílica de San Pedro del Vaticano. Nos encantó.
Y
llegamos a Amalienborg, otro de los lugares imprescindibles. El
Palacio de Amalienborg
es la residencia habitual de la familia real danesa desde finales del
siglo XVIII. Está formado por cuatro edificios austeros de estilo
rococó muy espectaculares que se disponen en torno a una gran plaza
adoquinada.
Una
de las experiencias más turísticas de esta ciudad es el cambio de
guardia que tiene lugar allí, en la residencia de la reina Margarita
II. Los soldados salen a las 11.30 h del cuartel de Gothersgade y
desde allí se dirigen muy solemnes al Palacio de Amalienborg, donde
llegan media hora más tarde para dar descanso a sus compañeros.
La
apretada jornada culmina con la visita a uno de los monumentos más
importantes de Copenhagen, Rosenborg
Slot,
un castillo de cuento de hadas que aparece entre los árboles del
Parque de Rosenborg.
A
partir de aquí, si sus piernas resisten, pueden terminar el día en
el
Mercado
de
abastos de Torvehallerne,
disfrutando de unas especialidades recién hechas.
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