HUELVA ocupa un terreno de cerros y marismas y se esparce en la confluencia
de los ríos Tinto y Odiel que vierten sus aguas al Océano
Atlántico.
Su
carácter industrial procedente de la explotación de las minas de
Riotinto, su vocación marinera y unos vínculos con iberoamérica
son las señas de identidad de una ciudad reconstruida casi por
completo a partir de 1755, tras el terremoto de Lisboa.
¡
Por fin entramos en la capital por el Paseo Marítimo !
Nerviosismo,
ilusión, impaciencia, deseo, inquietud, alboroto, suerte, alegría y
satisfacción de poder encontrarnos , ¡por fin !, con una pareja
amiga, en tierras andaluzas.
Nuestro
cita fue un miércoles tarde en Casa Bonilla del Muelle de
Levante en Huelva capital.
Desde
el primer abrazo supimos que congeniábamos porque tenemos muchas
aficiones en común y somos todos de abundante conversación; ¡ vaya
!, de esos que tienen charla para rato.
Tomamos
un café esperando la suave luz de las últimas horas del día y
poder capturar otro de esos hermosos crepúsculos mágicos de la
costa de la luz, nunca mejor dicho.
Luego,
del brazo de Amalia y Antonio paseamos por las calles peatonales del
centro histórico y pudimos percibir el ambiente ciudadano y tomar un
poquito el pulso a la ciudad.
Es
un núcleo urbano moderno, abierto y animado, como nuestros amigos,
que con todo optimismo abrieron su corazón repleto de hospitalidad.
Y
llegamos a la Plaza de las Monjas, epicentro de la capital
onubense, una de las plazas más antiguas, del siglo XV , pero
remodelada en el 2006.
Un
Monumento a Colón preside el centro, encontrándose rodeada por
edificios notables como el Banco de España, el Hotel París o el
Convento de las Madres Agustinas.
Muy
cerca se encuentra la Iglesia de la Concepción de estilo
gótico-mudéjar con decoraciones barrocas.
En
este punto del recorrido pensé que mi libreta viajera tenía la
hojas en blanco porque la única cosa importante que quería recordar
era el parloteo con Amalia. Las iglesias, los monumentos, los museos,
los lugares históricos siempre los tendría en las guías, pero la
conversación con esta guapa andaluza era lo más importante en
aquellos momentos.
La
cámara de Joseph también descansó porque las mejores imágenes de
la ciudad se las explicaba con todo lujo de detalles Antonio.
Seguimos
callejeando hasta que cayó la noche y todas las luces se
encendieron. Y llegó el momento de la despedida con gran pesar
nuestro.
La
calle se inundó con promesas de vernos de nuevo, con invitaciones a
próximos encuentros en tierras catalanas, y con fuertes abrazos de
despedida...
Gracias,
Amalia y Antonio, por transmitirnos esa luz de vuestra Huelva
querida.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada