Le "robé" esta imagen a Antonio, onubense, artista-fotógrafo y amigo |
Las
guías dicen que el templo fue construido en 1969 siguiendo el estilo
de “arquitectura blanca”. Sustituía a una ermita levantada tras
el terremoto de Lisboa y reformada posteriormente.
Dentro
del Santuario se venera una talla de la Virgen conocida popularmente
como la Blanca Paloma, talla anónima del siglo XIII.
Del
exterior destaca la portada principal y la espadaña de dos cuerpos.
Una gran concha acoge la puerta abocinada.
El
Rocío continúa recibiendo el nombre de aldea a pesar de que sus
habitantes superan ya el millar, a pesar de tener un paseo marismeño,
y a pesar de un montón de calles de arena y una plaza grande, la del
Acebuchal.
Pero
lo cierto es que cuando se escucha El Rocío siempre se piensa en un
lugar emblemático de Andalucía, un lugar donde se guardan los
fervores populares y los grandes entusiasmos colectivos. Un lugar de
romerías.
Será
el fin de semana del domingo de Pentecostés cuando se celebre la
famosa Romería.
Por
cuatro largos caminos de tierra, cruzando pinares, bordeando
marismas, atravesando arenales, a pie, a caballo o en carretas
arrastradas por bueyes, irán llegando los rocieros a la aldea.
Mezcla
de piedad y folclore, alegría popular y entusiasmo colectivo. La
explanada se va llenando de hombres y mujeres con trajes rocieros que
llenan de color el blanco de las paredes y el azul del cielo.
Durante
tres días y tres noches resuenan sevillanas, sonidos de guitarras y
voces entonando preciosos cantos
Me
acerqué al Rocío montada en mi furgoneta y no a lomos de caballo
como manda la tradición. Atravesé a pie la plaza de la Canaliega
que carece de asfaltado. Por un lado el paseo de las marismas y sus
miradores. También una fuente y un parquing de poneys donde por poco
dinero puedes ofrecerle una vuelta a un niño.
Por
el otro lado del paseo está la aldea con sus casonas típicas,
ocupadas actualmente por negocios turísticos. Frente a nosotros el
Santuario.
No
esperaba ambiente alguno, pero todo estaba lleno de turistas. Después
de saludar a la Blanca Paloma, regresé a mi “carreta”
El
lugar tiene algo de mágico, es
un enclave
hermoso
a
las puertas del parque de Doñana.
2 comentaris:
Bonita experiencia. A caballo llegaste seguro, aunque si el trote del mismo... Habría que ver cuantos caballos tiene la furgo....jejeje. Hoy salgo de incógnito, pero tu ya sabrás quien soy.. B7s.
Siempre se quien eres, Anònim, mi querida amiga viajera.
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