diumenge, 5 d’abril del 2015

UNA ESCAPADA AL ROCÍO

Le "robé" esta imagen a Antonio, onubense, artista-fotógrafo y amigo
¿Cuántas veces habré visto esta imagen blanca e inmaculada repetida con primor en su reflejo sobre el agua de la marisma? Muchas … Y ahora la tenía frente a mi, el famoso Santuario de Nuestra Señora del Rocío.


Las guías dicen que el templo fue construido en 1969 siguiendo el estilo de “arquitectura blanca”. Sustituía a una ermita levantada tras el terremoto de Lisboa y reformada posteriormente.



Dentro del Santuario se venera una talla de la Virgen conocida popularmente como la Blanca Paloma, talla anónima del siglo XIII.
Del exterior destaca la portada principal y la espadaña de dos cuerpos. Una gran concha acoge la puerta abocinada.


El Rocío continúa recibiendo el nombre de aldea a pesar de que sus habitantes superan ya el millar, a pesar de tener un paseo marismeño, y a pesar de un montón de calles de arena y una plaza grande, la del Acebuchal.


Pero lo cierto es que cuando se escucha El Rocío siempre se piensa en un lugar emblemático de Andalucía, un lugar donde se guardan los fervores populares y los grandes entusiasmos colectivos. Un lugar de romerías.


Será el fin de semana del domingo de Pentecostés cuando se celebre la famosa Romería.
Por cuatro largos caminos de tierra, cruzando pinares, bordeando marismas, atravesando arenales, a pie, a caballo o en carretas arrastradas por bueyes, irán llegando los rocieros a la aldea.



Mezcla de piedad y folclore, alegría popular y entusiasmo colectivo. La explanada se va llenando de hombres y mujeres con trajes rocieros que llenan de color el blanco de las paredes y el azul del cielo.
Durante tres días y tres noches resuenan sevillanas, sonidos de guitarras y voces entonando preciosos cantos


Me acerqué al Rocío montada en mi furgoneta y no a lomos de caballo como manda la tradición. Atravesé a pie la plaza de la Canaliega que carece de asfaltado. Por un lado el paseo de las marismas y sus miradores. También una fuente y un parquing de poneys donde por poco dinero puedes ofrecerle una vuelta a un niño.



Por el otro lado del paseo está la aldea con sus casonas típicas, ocupadas actualmente por negocios turísticos. Frente a nosotros el Santuario.
No esperaba ambiente alguno, pero todo estaba lleno de turistas. Después de saludar a la Blanca Paloma, regresé a mi “carreta”


El lugar tiene algo de mágico, es un enclave hermoso a las puertas del parque de Doñana.



2 comentaris:

Anònim ha dit...

Bonita experiencia. A caballo llegaste seguro, aunque si el trote del mismo... Habría que ver cuantos caballos tiene la furgo....jejeje. Hoy salgo de incógnito, pero tu ya sabrás quien soy.. B7s.

Jubileta inquieta ha dit...

Siempre se quien eres, Anònim, mi querida amiga viajera.