Desde
la terraza de mi apartamento de Sant Carles de la Ràpita observo los
campos de arroz que quedan a mi izquierda. Durante los meses de
invierno se han mantenido inundados de agua hasta finales de febrero.
Esto ha
favorecido que las aves acuáticas que provienen del centro y norte
de Europa encuentren gran cantidad de alimento en este clima más
cálido. Vemos la cerceta, el pato cuchara, el ánade
rabudo y el pato blanco.
Durante estos meses se labra la
tierra que aún mantiene agua. Este proceso se llama “fanguear”.
Cuando esto sucede, se
crea un espectáculo que el Delta ofrece siempre en exclusiva: una
gran concentración de aves se agrupan y revolotean detrás del
tractor.
Buscan en
el barro gusanos, peces, cangrejos de río y
otros bichos.
A
partir de marzo, los campos se
dejarán secar gradualmente.
En
las lagunas donde hay agua los pájaros
se concentrarán para pasar estos dos meses que
los arrozales están secos.
Hoy
quiero escribir sobre esta villa que tantos buenos ratos me ha dado.
“Donde
la tierra abraza el mar”.
Estas son las palabras que figuran en todos los folletos turísticos.
Estas son las palabras que figuran en todos los folletos turísticos.
El
nombre de este lugar tiene un doble significado: por un lado, la
rábita o rápita, una fortaleza militar y religiosa que los
musulmanes construyeron en la Edad Media en la frontera con los
territorios cristianos; por otro, el nombre toponímico de
Carlos, que
proviene del rey Carlos III.
En
el siglo XVIII, los borbones, influidos por la Ilustración,
proyectaron un gran puerto en el Delta del Ebro, con licencia para
poder comercializar con América.
De aquel tiempo son la plaza porticada, el edificio de la Glorieta, la Iglesia Nueva y restos del antiguo canal de navegación.
De aquel tiempo son la plaza porticada, el edificio de la Glorieta, la Iglesia Nueva y restos del antiguo canal de navegación.
La
Iglesia Nueva
con mucha probabilidad estaba destinada a usos comerciales. Se trata
de una construcción neoclásica de planta cuadrangular en la que
destaca la fachada con cuatro grandes columnas adosadas al muro
principal con capiteles de tradición jónica. En el interior
se encuentran otras columnas que tenían que sostener la cúpula que
no llegó a construirse.
La Glorieta se encuentra en la parte superior de la villa. Esta obra, que quedó inacabada, estaba pensada para funcionar como un mirador hacia el mar, función que ha desaparecido ya que se encuentra rodeada de altos edificios.
La Glorieta se encuentra en la parte superior de la villa. Esta obra, que quedó inacabada, estaba pensada para funcionar como un mirador hacia el mar, función que ha desaparecido ya que se encuentra rodeada de altos edificios.
Si
visitamos este pueblo marinero podemos subir hasta el mirador de
Guardiola (de la Torreta, lo llaman coloquialmente aquí).Allí hay
una torre de vigilancia romana. Desde
ese mirador se disfruta de una maravillosa vista panorámica de la
villa, la Bahía de Alfacs y el Delta.
Uno
de los atractivos del pueblo son sus playas doradas (playa de Garbí,
de Delicias y Capri), de arena fina y poca profundidad, donde Clara y
Mario, mis nietos, han aprendido a nadar. Son playas de turismo
familiar, limpias, tranquilas y poco concurridas.
Un
poco más lejos encontraremos la playa del Trabucador, que también
pertenece al pueblo. Es una hermosa barra de arena de 6 km que
une la Punta de la Banya con el Delta y delimita la bahía de los
Alfacs. Es el lugar de baño para mis hijos y nietos.
Cuando
los visitantes llegan a la villa la mayoría vienen atraídos por la
fama de su cocina y buscan los diferentes locales de restauración.
Menús
y cartas están llenas de especialidades preparadas con arroces,
langostinos, galeras, anguilas, angulas y patos.
La
mayoría de la materia prima de estos platos sale del puerto de Sant
Carles.
Dedicado
a Sant Carles de la Rápita, el lugar donde quiero se pare el tiempo.
1 comentari:
¡¡ Cuantos momentos felices hemos pasado en este pueblo !! Añadiríamos a este relato algo muy importante: la cálida acogida que los rapitenses hacen a todos sus visitantes. Recomendamos una tarde en el puerto pesquero.
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