Valió
la pena hacer quinientos ochenta y siete kilómetros desde Barcelona
en coche para llegar a Hondarribia.
Allí
nos estaban esperando las suaves colinas que lindan con el mar, los
hermosos campos verdes, los caseríos blancos llenos de flores, las
casas con vigas y tejados rojos, las orondas ovejas... y todas las
tonalidades de verde en el paisaje. Precioso por todos los ángulos.
Hondarribia,
nombre en euskera de 'el vado de arena', ¡ lo tiene todo!... Tiene
monte, playa, castillo, río, casco antiguo medieval, murallas,
calles empedradas, puerto pesquero, barrio marinero, aeropuerto ….
y también Parador.
El
Castillo de Hondarribia, también conocido como el Castillo de Carlos
V, es hoy el Parador de Turismo. Reconstruido sobre la fortaleza
medieval diseñada por el rey Sancho Abarca de Navarra en el siglo X,
es el principal exponente de su patrimonio artístico, dentro del
casco histórico declarado Conjunto Monumental.
Este
casco histórico se corresponde con el antiguo recinto amurallado y
es un bonito conjunto monumental que merece la pena visitar de forma
pausada.
Entramos
por la puerta de Santa María; también se puede por la de San
Nicolás. Me encantaron sus calles adoquinadas que están llenas de
casas medievales, y disfruté con los bellos palacios y las bonitas
plazas: la del Obispo, la de Guipuzcoa, la de Juan Laborda, la de las
Armas... Nos perdimos por sus calles: calle San Nicolas y la calle
Mayor...
Vimos
baluartes de las murallas, bellos edificios señoriales con balcones
de hierro forjado, amplios y labrados aleros, calles empedradas
trazadas en cuadrícula, rincones hermosos... Un paseo que puede
hacerse sin rumbo fijo.
Allí
se concentran varias casas-palacio como el Palacio de Zuloaga (siglo
XVIII), el Palacio Casadevante o el Palacio Eguiluz, también
conocido como Casa de Juana la Loca, donde la leyenda afirma que
Juana la Loca y Felipe el Hermoso se hospedaron durante su viaje de
Flandes a Castilla.
Podría
enumeraros los diferentes tesoros que alberga esta villa, pero os
aconsejo consultar LA WEB DE HONDARRIBIA.COM y
tendréis de una forma detallada, sencilla y muy práctica posibles
rutas. Desde casa, cómodamente, podréis elegir la que más se
acerque a vuestros gustos, ganas o fuerzas.
Nosotros
descubrimos una que no estaba en las fichas: el Barrio de la Marina.
Este barrio marinero, posiblemente el más antiguo del pueblo, es un
regalo para los cinco sentidos. Sus calles son típicas por sus
casas marineras pintadas de colores y están engalanadas por sus
vecinos que desean que todo el barrio se vista de alegría.
A
lo largo de la calle San Pedro, vía principal de este pintoresco
barrio, se puede disfrutar de un festival de bares de pinchos y
cazuelitas de marisco.
Es
un excelente final si queremos terminar la jornada con esos pinchos
de diseño en los que el marisco de la ría tiene un protagonismo
especial.
Nos
habían recomendado “El Gran Sol”, pero en cualquiera
establecimiento encontraréis muy buena calidad; lo que resulta
difícil es elegir solo uno.
Desde
allí hicimos todas las escapadas planeadas, siempre en nuestra
furgoneta, Guethary, Bidart, Biarritz, La Rhune, Sare, Ainhoa,
Espelette y Bayonne, la
capital de esta zona.
1 comentari:
Agradable paseo, como siempre que vamos de tu mano. Gracias maestra. B7s.
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